Esta obra tiene su origen en la difícil vida de los trabajadores de la Zafra de la azúcar en Panamá: hombres, mujeres y niños sin nombre, que aparecen al inicio de la temporada de cosecha para perderse nuevamente a su término en las montañas de la Cordillera Central. En la obra busco exteriorizar tanto mis impresiones de presenciar desde niño este evento anual, –unas veces maravillado, otras horrorizado ante el peligro y condiciones de la tarea–así como mis sentimientos sobre la zafra y lo que supone para aquellos que la llevan a cabo.
La obra se basa armónicamente en construcciones simétricas y melódicamente en motivos cortos generados por el desarrollo horizontal de las armonías. Su estructura es simple, con presentación del material, desarrollo y recapitulación, interrumpida por una sección lenta–contemplativa pero tensa–antes de la coda. El ritmo panameño del atravesao –una danza rápida en 6/8– es el elemento aglutinador de la obra.
Caracas, 18 al 27 de mayo de 2012