Es una obra dedicada al organista mexicano Manuel Zacarías, surgida de un accidente acaecido el Viernes Santo de 1990, (caída desde la azotea, a cinco metros de altura) después de la cual, quedé solo y recluido en mi habitación, pues mi familia estaba de vacaciones y los médicos también.

 Siempre he tenido junto a mi cama papel pautado para lo que se ofrezca durante la noche. Así que me acerqué un poco de agua y mi papel pautado, y después de pensar un rato, escuché en mi interior lo que me sugirió la fecha, mi estado y la quietud de la Ciudad. No privaba en mí un sentido religioso, pero sí una sensibilidad;  íntima, espiritual, reflexiva.

 Surgieron así los recuerdos de infancia y las experiencias musicales en torno al canto gregoriano, al olor de los templos llenos de incienso y los giros del canto gregoriano. Así surgió LAMENTATIO, pieza tejida con los recursos del contrapunto atonal riguroso en contubernio del canto gregoriano propio de la liturgia de la ocasión.