La palabra “juego” tiene –aunque no siempre– connotaciones de entretenimiento, diversión, desafío y actividad placentera, como generalmente ocurre en los juegos infantiles no violentos. En pocas palabras, este es el sentido conferido a esta música, y por ello su ejecución deberá tener para el pianista un sello juguetón de niño astuto.
La partida tiene sus jugadores: por un lado el pianista con sus sonidos propios, y por el otro los sonidos ajenos, aquellos que él no produce pero que sin embargo van a influenciar su accionar.
La primera parte, “Fede”, es el diminutivo de “Federico” y alude al poeta Federico García Lorca, cuyo nombre se escuchará directamente extraído de la obra “Aires granadinos” del compositor Francis Schwartz (es su voz original la que suena). El nombre de la segunda parte, “The cat” (el gato), pronto se transforma en Catalina (cat-Catalina). Dicen que así se llamaba la gata de Federico. Finalmente, en una suerte de menage à trois, entre Federico, el pianista y Catalina se concreta el juego.
La obra, compuesta en Puerto Rico, fue premiada con el premio “Magistère” en el Concurso Internacional de Música Electroacústica de Bourges (1997).
Caracas, 18 al 27 de mayo de 2012